Crédito: Gentileza Telefe
A pesar de haber llegado a ser finalista de la versión chilena de MasterChef Celebrity, Rocío Marengo no las tiene todas consigo. Si antes de su primera eliminación se la veía con pocas ganas, a su vuelta decidió apostar por la estrategia, en general, por fuera de las reglas, lo que no le sirvió y la perjudicó.
Sin demasiadas destrezas a su alcance, la modelo sorprendió este jueves con una receta vegetariana en base a Tofu sellado y ensalada de lentejas y quinoa, servido junto a una salsa de yogurt con limón, menta y comino.
De la misma manera que en otras ocasiones buscó zafar, hay que decir que su entrega en el último programa antes de la gala de eliminación del domingo fue el más complejo y arriesgado del grupo. Sin embargo, ella no le tenía fe al trío de chefs: “Llego al jurado pensando que me van a tirar abajo, y que no voy a subir al balcón. Por eso, todo lo que me digan va a estar bien. A mí el plato me encantó. No me quiero ilusionar, no espero nada porque no quiero llorar más”.
Pero esa especie de paranoia no tuvo sustento porque, contra su agorero vaticino, el jurado comenzó a destacar el sabor y las texturas de su plato. Podría haber mantenido silencio, y de esa manera mejorar un poco su imagen, deteriorada por una sucesión de decisiones ilegales en cuanto al juego, pero no. Porque a los elogios, Marengo subió la apuesta: “Los noto como re positivos conmigo, estoy sorprendida”. Para luego continuar en la misma tesitura: “Qué raro, ¿qué pasa? Mi plato está rico, pero yo sé que cuando defiendo mucho lo que hice a ellos no les gusta”.
La noche terminó con Rocío llena de buenas devoluciones, pero no alcanzándole para zafar de la gala de eliminación del domingo. Y con respecto de estar siempre a la defensiva, su frase final lo dijo todo: “Lo que pasa es que a mí no hay nada que me venga bien. Porque ahora que empiezan a hablar bien de mi plato me pregunto: ¿me estarán haciendo como una despedida, como un homenaje, porque en cualquier momento me rajan?”.
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