Tenía 81 años. Murió el empresario petrolero Oscar Vicente



Oscar Vicente murió a los 81 años

A los 81 años, ayer murió Oscar Vicente, uno de los ejecutivos y empresarios más destacados de las últimas décadas en la Argentina. Había alcanzado el punto más alto de su carrera cuando se convirtió en el hombre fuerte de Pecom Energía, la petrolera del grupo Perez Companc. También fue el primer presidente de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) e interlocutor frecuente del establishment local.

La vida de Vicente dibuja una curva ascendente propia de la persona emprendedora que fue desde su infancia. Nació el 4 de julio de 1938 en Cañuelas en una familia humilde, vivió en Vicente Casares, cursó el colegio industrial y se recibió de ingeniero mecánico en la Universidad de La Plata.

Dio sus primeros pasos en la petrolera YPF, puerta de entrada al mundo en el que se convertiría en una figura resonante, y escaló todos los peldaños posibles en la arena petrolera en Pecom Energía. Allí se convirtió en el ejecutivo más importante, interlocutor habitual del sector privado con la dirigencia política -participó de todas las discusiones relacionadas con ese sector estratégico desde Raúl Alfonsín hasta Carlos Menem- y figura clave del mundo de los negocios en general.

Rodeado del lujo propio del hotel Plaza, donde se desarrollaban los tradicionales almuerzos del Club del Petróleo, que también presidió, Vicente se mostraba cómodo en un contexto ajeno. “Soy un hombre del campamento”, decía. Se refería a la vida en el yacimiento petrolero, piedra angular de esa multimillonaria industria.

Aunque pasó la mayor parte de sus años como empresario en uno de los despachos más importantes del edificio situado en Maipú 1, siempre reivindicó el trabajo de los que estaban alejados del lugar en el que se tomaban las decisiones de inversión.

Vicente despertó el aprecio de su entorno. Un diálogo casi desconocido puede ilustrar esos sentimientos. El lunes 22 de julio de 2002 el empresario petrolero salió de la sede de Pecom poco antes de las 20 horas. Diez minutos después se publicó en el sitio web de la Comisión Nacional de Valores (CNV) un comunicado que paralizó al sector privado argentino: la familia Pérez Companc, dueña de la mayor petrolera privada independiente del país, le había vendido ese negocio a la firma brasileña Petrobras por US$1182 millones.

Vicente manejaba por la avenida 9 de Julio camino a su casa. Unas cuadras antes de llegar a Libertador le sonó el teléfono. Era una de las asistentes de Carlos Bulgheroni, otro empresario todoterreno de la historia argentina. Respondió y se apuró a estacionar en la Shell de la esquina. “Hola Oscar. Me acabo de enterar de que se vendió Pecom. Me imagino cómo debés estar. Te pido que no tomes ninguna decisión. Almorzamos cuando esté en Buenos Aires y me contás qué pensás hacer”, le dijo.

Cuando Bulgheroni llegó a Buenos Aires le ofreció trabajo, pero Vicente lo rechazó. “¿Sabés por qué somos amigos? -le justificó al timón de PAE- Porque no laburamos juntos”. Ambos siguieron reuniéndose para almorzar al menos una vez al año durante mucho tiempo después de esa conversación.

Vicente presidió en varias ocasiones el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA) y cámaras petroleras.

Se caracterizaba por tener un trato cordial y una personalidad fuerte. Hablaba con grandes empresarios, representantes de compañías menores y la prensa sin que uno pudiera notar diferencias.

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