Guillermo Nielsen, presidente de YPF, quería subir los precios de los combustibles un 10%, pero en presidencia le pusieron un tope del 5% Crédito: YPF
El presidente Alberto Fernández aprovechó la desprolijidad de ayer de YPF, de filtrar en los medios un incremento en el precio de las naftas, para mejorar su propio capital político. “Paramos el aumento”, le dijo Fernández hoy a la mañana a los periodistas acreditados en Casa Rosada. Para la industria, sin embargo, se trató de una señal confusa, que puede atentar con las ya golpeadas inversiones en el sector petrolero, como sucedió con la producción de gas, tras la confirmación del congelamiento de tarifas.
Lo concreto es que a partir del miércoles 1º de enero aumenta el impuesto a los combustibles líquidos (ICL) y al dióxido de carbono. Esto es una herencia que había quedado de la gestión anterior, ya que se trata de la actualización trimestral que se hace del impuesto en base a la inflación pasada, y que el exsecretario de Energía Gustavo Lopetegui había desdoblado: una parte aumentó en diciembre pasado y resta una suba del 16%, que impacta entre 2,5% y 3% en el precio del surtidor.
Si las empresas no trasladan ese incremento con un aumento en los valores de los combustibles, lo terminan absorbiendo con un alza en sus costos, en un contexto en el cual los dueños de estaciones de servicio señalan que los precios ya están atrasados como mínimo un 8%. El Gobierno podría, sin embargo, volver a suspender esta actualización de los impuestos y postergarlo para más adelante. Todavía no hubo novedades al respecto.
Quién negocia estas medidas con Guillermo Nielsen, presidente de YPF, es también Matías Kulfas, ministro de Desarrollo Productivo, quién tiene a su cargo la Secretaría de Energía. En los últimos días, junto a Presidencia, se había hablado con Nielsen de autorizar un aumento de precios de los combustibles. El presidente de YPF quería subir 10%, pero Alberto Fernández señaló que el alza no superaría el 5%.
En el medio hubo un cortocircuito. Nielsen pensaba que ya tenía la autorización oficial, pero en Presidencia le marcaron públicamente que no era así. Las formas podrán traer consecuencias a futuro. Los directores de YPF deberán dar explicaciones al 49% de sus accionistas privados sobre por qué actuaron en contra de los intereses de la compañía.
Esto mismo le sucedió a la anterior dirección de YPF, cuando Mauricio Macri ordenó congelar los precios de los combustibles por 90 días. La petrolera con control estatal no lo podía hacer por voluntad propia, necesitaba un regulación que la obligue para defenderse de posibles demandas en la Securities and Exchange Commission (SEC), el ente estadounidense que regula las empresas que cotizan en la bolsa de Nueva York.
“Actualizar los precios no son temas de directorio, como se dejó trascender, son decisiones operativas de los ejecutivos y el presidente en función a la inflación y al dólar. Mientras sea una decisión transitoria de posponer el aumento, los inversores verán lo que sucedió ayer como una desprolijidad más dentro de la crisis macro de la Argentina. Si esto se traduce en algo permanente, seguramente tenga una implicancia entre los accionistas y en las inversiones en Vaca Muerta”, dijo un analista del sector en off.
La decisión de dar marcha atrás con la suba de precios también llamó la atención en las empresas, ya que la semana pasada, el Gobierno le había dado una buena señal a la industria al bajar las retenciones a las exportaciones de hidrocarburos de 12% al 8%.
También se espera que en las sesiones extraordinarias que convocará Alberto Fernández para el verano se trate el proyecto de ley que ideó Guillermo Nielsen, para “blindar Vaca Muerta” y asegurarle a los inversores que los dólares que entierran en la geología argentina los puedan sacar en el futuro, tal como hizo el gobierno de Cristina Kirchner con las facilidades impositivas que le otorgó a Chevron y a Dow en 2013.
“La industria sigue de cerca el nivel de intervencionismo que habrá”, dijeron en una empresa, que describió como “entendible” la decisión de dar marcha atrás con los aumentos, pero que en el próximo año decidirá si acelera las inversiones que tiene proyectas para el país en petróleo.
Por ahora, se espera que las inversiones en el sector para 2020 caigan “de manera estrepitosa”, como dijo un analista, al menos que la macro y los políticos argentinos comiencen a dar más certidumbre a la industria.
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