Jack Ma y su empresa Alibaba sufrieron el impacto de la guerra comercial Fuente: Reuters
La megadevaluación del yuan chino provocó un cimbronazo en la economía mundial y dejó enseñanzas que trascienden a ese país
Parece que hubieran pasado años, pero fueron sólo menos de cuatro meses en que el mundo financiero tembló. El pasado 5 de agosto, el Banco Popular de China (BPC o, en inglés, PBOC) devaluó el renmimbi (la moneda china) un 7%. Tres días después, lo revaluó. Durante 72 horas -y sobre todo las 24 iniciales-, el mundo económico y financiero contuvo el aliento. Las bolsas se desplomaron, las acciones también, los planes de inversión recibieron ‘stop orders’ inmediatas y cualquier CapEx medianamente bien planeado en el mundo se puso, como mínimo, en luz amarilla. El mundo, además se llenó de especulaciones geopolíticas, geoestratégicas y económico financieras de los cómos, los porqués y los ‘qué viene ahora’ de la super devaluación.
Hoy, sabemos que las consecuencias no fueron tan dramáticas como podrían haber sido. Pero una retrospectiva sobre esos días en que vivimos en peligro, dan una noción histórica de lo que podría haber pasado, si la “renmidevaluation” seguía adelante, sobre todo en el mundo de la tecnología.
Con el diario del lunes -o de los siguientes cuatro meses-, es fácil mirar hacia atrás y sacar conclusiones. Lo difícil será setear expectativas, y alinear ideas por si la “casi catástrofe” se llega a aproximar en los meses siguientes.
Águilas y dragones
Por supuesto, la gran historia de fondo de lo que pasó en agosto es el duelo comercial entre la impetuosidad del águila y la paciencia milenaria del dragón, las bravuconadas de Donald Trump y la parsimonia de Xi Jinping.
Una guerra comercial que, según la prensa occidental, ya ha dañado a las grandes empresas de EE.UU. más que a otras. Y de ellas, mucho foco se hizo sobre las pérdidas de Apple, que tuvo que corregir un 12% su estimado de ventas de iPhones; o el proyecto de desarrollo de energía nuclear renovable de Bill Gates, que perdió tracción al no poder compartir información con empresas y academias chinas.
Claramente, el implacable duelo entre Estados Unidos y China se está jugando a los más altos niveles diplomáticos y económicos del planeta, y la devaluación del renmimbi (también conocido como ‘yuan’, por el nombre de su unidad primaria), fue un poderoso mensaje entre potencias, que transcurrió posiblemente como las 72 horas más largas de los últimos meses económicos.
Durante esas horas, la mirada del mundo estuvo puesta en lo que ocurría en el resto de los banco centrales, cuyas monedas se vieron fuertemente afectadas, y en las bolsas del mundo. Los más observados fueron el índice Dow Jones, que en un punto bajó casi 900 puntos, y al índice Nasdaq, donde cotizan las principales empresas de IT del mundo y del hemisferio occidental. La pérdida de valor en su ‘Nasdaq Composite’ fue de 3,4%, o 277,10 puntos. Así fue que las acciones de Alphabet (la empresa madre de Google), Amazon, Apple, Netflix, Facebook, Microsoft, y Twitter perdieron millones de dólares en valuación
La caída de Asia
Pero, la crisis fue ignorada en uno de sus aspectos más importantes, que pasó mayormente ignorado en occidente: el impacto que tuvo en las principales empresas de tecnología china, que se vieron afectadas muy seriamente por la devaluación, y que son las que más fuerza política ejercieron sobre el gobierno de Beijing para que el renmimbi fuera revaluado rápidamente.
En contexto, las bolsas asiáticas también fueron golpeadas por la devaluación. El martes 6 de agosto, los principales mercados orientales cerraron sus operaciones en rojo: el Hong Kong’s Hang Seng Index (HSI) bajó un 0,7%; el japonés Nikkei cerró 0,7% en baja; el índice Chino Shanghai Composite Index (Shcomp) perdió 1,6%; el índice Kospi (Kospi) de Corea del Sur cayó 1,5%; y el Taiex Index taiwanés pudo revertir su baja y cerrar en solamente un 0,3% negativo.
Todos, lograron gracias a la intervención de sus directores y los bancos centrales de los países involucrados, recuperarse de una baja del 2% promedio.
Las China Tech fueron duramente golpeadas en este proceso. La acción de Tencent Holdings pasó de cotizar 47,53 dólares el 27 de julio, a cotizar US$40,9 el 28 de agosto, con un pico inverso el 5 de agosto, cuando bajó abruptamente a 42,79 dólares. Alibaba, el gigante chino de retail y una de las “niñas mimadas” del mundo de la tecnología, cotizaba a US$178,74 el 28 de Julio, y le tomó un mes recuperarse del ‘pozo’ de US$153,67 del 4 de agosto (al comparar fechas, hay que tener en cuenta la diferencia horaria entre las bolsas de occidente y oriente). Recién el 19 de septiembre, la compañía de Jack Ma logró superar su propio nivel alcanzando los US$182 el 19 de septiembre.
Aún hoy, son menos de la mitad las empresas chinas afectadas por la crisis que se han recuperado del cimbronazo. Las empresas Alibaba y Baidu lideran la recuperación, pero no muchas más. Tencent Holdings se encuentra en uno de sus niveles más bajos de los últimos seis meses, lo mismo que China Mobile, Xiaomi y Huawei.
Pekín, tenemos un problema
Lo que ocurrió con la mayoría de las “Big China Tech”, y el pedido de auxilio al gobierno chino que no se hizo esperar es un caso que probablemente se estudie durante años en academias y escuelas de negocios.
Un funcionario de una de esas empresas con conocimiento de los hechos indicó: “Los llamados cúpula-cúpula duraron 72 horas frenéticas. En China, la vinculación de las empresas, y sobre todo las de tecnología con el gobierno es muy profunda. En un punto, afectar a Alibaba era afectar a China, y así se lo plantearon”.
Claramente, la revaluación del renmimbi fue mucho más un mensaje político que la respuesta a una urgencia de las empresas de tecnología, pero la respuesta estuvo ahí. Según sir Martin Sorrell, CEO y fundador de S4Capital Investments (SFOR), “el movimiento del renmimbi y la devaluación debería teóricamente ayudar a las empresas, no herirlas. Entonces, ¿qué pasó exactamente? Es difícil de saber. Esto es parte de la guerra comercial entre Estados Unidos y China -continúa Sorrell-. Podríamos estar viendo la devaluación y la revaluación como parte de la interpretación “Tit For Tat con perdón” de la teoría del juego del economista Anatoly Rapaport. No solo como resultado de lo que le sucedió a algunas compañías específicas “El Tit For Tat con perdón” es la forma en la que los movimientos económicos -o de otra índole- son utilizados como una forma de lenguaje entre potencias o empresas.
El ejemplo más común es el de dos empresas que entran en una guerra de precios, bajándolos hasta el punto de casi asfixiar sus ingresos. Luego, una de ellas sube el precio, ligeramente. No es un tema financiero, si no un mensaje a su competencia. “En el caso de la devaluación del yuan, es probablemente ese escenario. China envió un mensaje a los Estados Unidos, a través de su moneda”, explica Pablo Raies, profesor de marketing de la Universidad del CEMA. Y las empresas de todo el mundo fueron sólo víctimas colaterales de ese enfrentamiento.
Impacto generalizado
El hecho de que los emblemas de China proyectando poder económico y tecnológico vanguardista hayan sido melladas, no es un detalle menor. Y aunque no hayan sido la razón central de la desactivación de la crisis, seguramente jugaron su papel.
“Hoy, a tres meses del evento, estamos un poco mejor. Pero a los directorios decirles ‘mejor que en agosto y septiembre’ no les significa nada si los números no cierran. Si la guerra entre los Estados Unidos y China continúa, difícilmente podamos alcanzar las metas establecidas para el año”, indica una funcionaria de una empresa de tecnología china radicada en Argentina.
Las cosas no parecen mejorar. Y las recientes palabras de Donald Trump junto al CEO de Apple Tim Cook, cuando visitó una planta en Austin, Texas dejan claro el camino: “Tim tiene un par de cosas que decir, no solo sobre este increíble producto que se hace aquí, un producto muy, muy único, sino también sobre su plan de expansión […] Y lo bueno: no tiene que preocuparse por los aranceles. Porque cuando construyes en los Estados Unidos, no tienes que preocuparte por las tarifas.” Así las cosas.
La disputa en cifras
-25 – En picada: Es la caída que registraron las exportaciones de China a los Estados Unidos, desde la suba de los aranceles que impulsó la administración Trump, según un informe de la Unctad 15 – Números rojos: Son los miles de millones de dólares en los que se estiman las pérdidas del sector de equipos e insumos de oficina (computadoras, impresoras, fotocopiadoras), que fue el más golpeado por el cambio en las reglas de juego.
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