El grupo agroindustrial Vicentín entró en una situación de estrés financiero y demora sus pagos



Vicentín es uno de los mayores exportadores de granos y subproductos Fuente: Archivo

Vicentín, uno de los mayores exportadores de granos y subproductos del país, entró en las últimas horas en una situación de estrés financiero y está con demoras para afrontar sus pagos comprometidos por mercadería.

Según pudo saber LA NACION de fuentes del mercado, en medio de un fuerte aluvión de negocios por granos a fijar, la empresa, ante la necesidad de concretar los pagos, se quedó sin los fondos necesarios para encarar todos los compromisos a la vez.

Vale recordar que en las últimas semanas los productores vienen realizando fuertes ventas por temor a que el nuevo gobierno suba las retenciones. Se están desprendiendo de mercadería que les quedó de la cosecha pasada y también haciendo negocios para el nuevo ciclo 2019/2020. De hecho, para la nueva campaña ya hay declaraciones juradas de ventas al exterior (DJVE) por 10,56 millones de toneladas en trigo, 16,61 millones de toneladas en maíz y 4,98 millones de toneladas en soja.

“Puede ser algo puntual, pero también haber algo estructural”, señaló una de las fuentes consultadas en el mercado sobre Vicentín.

Según trascendió, ayer Vicentín tenía 700 camiones en posiciones en sus terminales, lo que refleja una gran cantidad de mercadería comprometida para el pago.

El año pasado, Vicentín fue el sexto exportador. Vendió al exterior 570.333 toneladas de granos, 4,9 millones de toneladas de harinas y 1,05 millones de toneladas de aceites. Tuvo un 9% de participación en el mercado de la exportación.

Varios clientes fueron tomando nota de la situación a última hora de ayer porque la empresa no acreditó los pagos en el banco. “Están con dificultades para atender los vencimientos en el corto plazo”, señaló una fuente.

En un comunicado, la empresa se refirió a la situación por la que atraviesa y dijo que está “trabajando para poder cumplir los compromisos adquiridos”.

Al respecto, señaló que “ha iniciado un proceso de reestructuración de pagos a partir de una situación de estrés financiero que afecta actualmente a la empresa”.

Según indicó, invirtió US$900 millones en los últimos 10 años en sus plantas de molienda, biodiésel, etanol y en puertos. Agregó que eso tuvo “un correlato positivo en el aumento significativo de las toneladas de molienda y exportación pero se han visto negativamente afectadas (las inversiones) por un contexto de crisis recurrentes, aumento de tasas de financiamiento, cierre de mercados y el incremento permanente del costo argentino”.

“Estamos evaluando distintas alternativas y trabajando para poder cumplir los compromisos adquiridos, somos una empresa familiar que ha crecido y generado oportunidades a partir del apoyo de sus trabajadores, proveedores y de las entidades financieras que en distintas etapas han acompañado y apoyado a la empresa, confiamos en continuar contando con ese apoyo para resolver de manera exitosa la circunstancia que nos toca transitar”, remarcó.

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