Diana Mondino. “La Argentina está castigando a las exportaciones, que son las que nos sacarán adelante”



Diana Mondino, profesora en la Universidad del CEMA Crédito: Santiago Filipuzzi

Diana Mondino es una de las caras más visibles de la Universidad del CEMA, donde enseña desde hace 14 años, en paralelo con sus otras actividades profesionales. Tiene larga experiencia en evaluación de riesgos y análisis de mercados y participa activamente en diversos procesos de evaluación de proyectos.

-¿Cómo evalúa la situación económica actual?

-La situación económica argentina es extremadamente preocupante. Teníamos problemas y me da la sensación de que todas las medidas que se van tomando profundizan estos problemas.

-¿Por ejemplo?

-La reacción ante la toma de tierras, porque es el tema de la semana, la posibilidad de que haya una reforma a la Justicia, la modificación transversal en los ministerios con temas de género. Son todas medidas que cuestan dinero, en las cuales además no hay consenso y todas fueron definidas en una forma vertical. Realmente es bastante preocupante que la división de poderes en el Estado no está funcionando apropiadamente. El Poder Ejecutivo centraliza una serie de decisiones que en condiciones normales no deberían estarlo. Además, estamos en un contexto donde hasta el lunes pasado estábamos oficialmente en default, donde en el mundo la actividad económica está cayendo y donde la Argentina está castigando a las exportaciones, que son las que nos sacarán adelante. Cuesta encontrar un rayito de esperanza.

-Cuando anunciaron que el canje había sido exitoso, la noticia casi no tuvo impacto en el mercado y la compra de dólares continuó.

-Definamos no tener impacto. Si alguien esperaba que la situación económica en un día pudiera modificarse, hubiera sido un acto de ingenuidad. Además, técnicamente ya no están los títulos viejos y tampoco los nuevos. Hubiera sido imposible físicamente que hubiera un salto para cualquier lado. Pero, sobre todo, porque el Gobierno, por diferentes razones que desconozco, todavía no dice cómo intentará lograr un superávit fiscal para poder pagar lo que antes no se podía pagar. La deuda son dos componentes: capacidad y voluntad de pago. La Argentina no tenía tanto problema de capacidad, porque ya estábamos llegando a un mínimo de superávit, pero antes de todos estos problemas, ya en las PASO se anunció por parte de la coalición ganadora que no pensaban mantener los términos de la deuda que estaban en ese momento. Por lo cual manifestaron voluntad de modificar el contrato y, con eso solo, no tengo por qué creer hasta que no tengan una señal más positiva.

-¿Por qué cree que el ministro de Economía, Martín Guzmán, aprovechó el anuncio del canje para decir que aspiraban llegar a una meta fiscal de déficit de 4,5% del PBI el año próximo?

-El ministro trató de aprovechar una oportunidad para empezar a mojonar el camino hacia dónde se quiere dirigir. Yo considero que es insuficiente, pero por lo menos está indicando que pretende reducir el déficit fiscal. Falta que indique cómo lo quiere reducir, porque hasta ahora los únicos elementos que hemos tenido, en parte por la cuarentena y en parte por medidas que venían de antes, aumentaron el déficit fiscal, como suspender la ley de economía del conocimiento, la creación de nuevos ministerios o congelar tarifas. Hay situaciones en donde el incentivo a la inversión no existe, porque hay cepo, hay restricciones a la importación, hay señales como la de Vicentin o la de telecomunicaciones, normas como la de Precios Cuidados.

-¿Cómo evalúa las medidas económicas que tomó el Gobierno para paliar la crisis?

-El Gobierno actúa en defensa del trabajador y no de la empresa. A mucha gente le puede parecer normal eso, pero sin empresa tampoco hay trabajador, se necesitan mutuamente. Las primeras reacciones apuntaron a no hacer lugar, a prohibir, a impedir, a ajustar el cepo al dólar, pero también a los alquileres, en vez de que haya libre definición entre las partes. Lo mismo con las tarjetas de crédito. Protegen un interés obligando a que el otro asuma el total del costo. El Estado transfiere todos los problemas de un sector al otro, y eso genera muchos inconvenientes, porque al que está protegiendo solamente lo beneficia de manera transitoria y para el que está castigado el efecto es permanente. Es un país que se enorgullece de poder dar más subsidios, en vez haber permitido descontar esos mismos fondos de las cargas sociales que tenía que pagar el empleador. El costo total hubiera sido el mismo y el efecto sobre el empleo y la dignidad de la persona hubiera sido totalmente distinto.

-¿Qué rol jugará el FMI?

-El FMI en todas partes del mundo presta dinero más barato que los demás hasta que te ordenes, haciendo reformas. Te financia esa reforma, te da tiempo hasta que eso tenga efecto y da un paraguas de protección, para que le eches la culpa, porque siempre habrá gente que estará muy afectada, hasta que tenga efectos benéficos la reforma propuesta. En la Argentina tenemos varios problemas de muy difícil solución, el tema previsional es un agujero negro en este momento.

-¿Que se haya suspendido la fórmula de actualización es una señal para el Fondo?

-El tema de la Anses es muchísimo más que la fórmula, está la gente que está cobrando más de una prestación, está la que cobra prestaciones que no le corresponden, como el típico caso de los extranjeros que vienen nada más para cobrar, o los que se jubilan sin ningún tipo de aportes. La Argentina tiene una bendición que es el bono demográfico; tenemos mucha más gente joven que mayor, con lo cual daría tiempo para que, con los aportes de la gente joven, se vaya modificando el sistema jubilatorio para que cuando los jóvenes se jubilen ya haya un sistema más ordenado. Pero la Argentina lo está desperdiciando, porque la gente joven no tiene trabajo hoy, y me parece que dentro de poco no tendrá interés en conseguirlo, si se aprobara un salario universal de $17.000. Todas las medidas que estoy viendo son de ese tipo y están yendo a apuntalar una situación de pobreza, pero destruyendo el incentivo a trabajar. Y al que trabaja le están destruyendo los medios de producción, no lo dejan comprar una máquina o tener más capacitaciones. Hay que corregir las dos puntas.

-¿Cómo analiza la compra de dólares y la pérdida de reservas del Banco Central?

-Mientras que exista la posibilidad de que la gente acceda a dólares y mientras exista un centavo de importación, será más la salida, porque el Banco Central no tiene ninguna forma de comprar dólares, que no sea obligando al exportador, porque no solo le da un tipo de cambio mucho más bajo en el mercado, sino que además le corren las retenciones, con lo cual un señor que exporta está cobrando US$70 menos retenciones. Y si tiene que comprar algo lo hace a US$130. Voluntariamente, nadie le vende dólares al Banco Central, con lo cual es imposible regenerar las reservas. A eso hay que sumarle la sequía, que en el trigo ha sido fenomenal el impacto. Este año hubo lo que se sembró con Macri, pero ahora no están los fondos ni el capital de trabajo para poder reactivar la economía.

-¿Qué alternativa tiene el Banco Central?

-La alternativa es explicar que no hay divisas y modificar su política actual. En este momento tenemos tres temas que afectan: control de cambios, el tipo de cambio oficial atrasado y retenciones. La suma de los tres elementos hace que el Banco Central no pueda recomponer sus reservas. Son responsabilidades diferentes, una es del Tesoro y las otras dos son del Central. El Gobierno podría modificar de apoco alguna de las tres sin perder su mística de que está logrando crecer. Porque ahora está parada la exportación de energía y de economía del conocimiento, tampoco se han aprobado las patentes del trigo con sequía.

-¿Cómo impacta en el balance del BCRA que además se esté financiando al Tesoro?

-El Central mantiene la misma política que llevaron a cabo todos los gobiernos anteriores: absorber exceso de liquidez con Leliq, pero le agregó un problema adicional, que es la financiación al Tesoro. Hoy el Banco Central imprime dinero sobre el cual paga interés. No hay forma de que los activos y los pasivos se puedan mantener. Los activos se están cayendo y los pasivos generan interés.

-¿Eso es inflacionario?

-Como mínimo es inflacionario. Hay muchos elementos que no están subiendo de precios en el cálculo del Indec, pero el dólar tiene vida propia.

-Con el canje, el Banco Central recibe unos bonos que podría vender en el mercado. ¿Recomienda venderlos para generar calma?

-Eso es transitorio, porque, ¿a qué precio se venderán? Hoy están en el activo del Banco Central a 100, pero si los venden, saldrá 40. Eso solo tiene un impacto contable importante. La deuda argentina está más dolarizada que en septiembre de 2019, en monto y en porcentaje. Hubo hace poco bonos en pesos que se canjearon por los dólares. Y del canje de ahora bajo ley argentina, ¿cuántos optaron por bonos atados al dólar y cuántos ajustados por CER? No lo sabemos. Si es con CER, no lo pueden licuar y, si van con el dólar, se genera un incentivo perverso del Banco Central para mantener un tipo de cambio atrasado mentiroso para que no le salga tan caro, con lo cual no habrán exportaciones ni dólares genuinos.

-¿Cómo ve la situación para cuando termine la pandemia?

-No sé cuándo terminará, pero convivir con el coronavirus debería ser la mejor política que todos deberíamos tener, porque estamos esperando que mañana salga el sol radiante y no va a suceder. Dentro de la política que aparentemente está pensando el Gobierno para reactivar hay obra pública, pero es toda no reproductiva, es para mejorar barrios. Si de la poca obra pública que se hace, el 100% es para reducir el costo del sector exportador (como que los caminos y los puertos estén bien), el impacto que tiene en la economía es totalmente distinto, porque permite bajar costos. Me da la sensación de que hay una dificultad de hacer un diagnóstico del problema de la economía. Se hace un diagnóstico del problema del votante, que no es lo mismo. Al votante le das una satisfacción transitoria, pero la economía está cada día peor.

La autora estudió Economía en la Universidad Nacional de Córdoba y tiene un MBA de la IESE Business School de España. También tomó cursos en las Universidades de Yale, Columbia y Darden, en Estados Unidos. En 1991 fundó Risk Analysis, una calificadora de riesgo local, luego adquirida por Standard & Poor’s. También tiene experiencia como directora en empresas que cotizan en Bolsa, como Pampa Energía, Banco Supervielle y Loma Negra. Actualmente es directora de Relaciones Institucionales y profesora de Finanzas en la Universidad CEMA.

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