Arte argentino
Al tiempo que muchos indicadores de la economía argentina tiran para abajo, hay al menos uno que no solo mejora sino que rompe récords: el turismo. Impulsado, en parte, por la devaluación del peso, la ciudad de Buenos Aires vive su mejor año en cuanto a visitantes y, según el Ente de Turismo porteño (Entur), se estima que terminará 2019 con un acumulado de tres millones de turistas internacionales. En ese marco, hombres y mujeres que provienen, en su mayoría, del mundo corporativo se reconvierten para ofrecerle al público que llega propuestas ajustadas a lo que buscan: experiencias súper personalizadas y de “nicho”, que van desde una clase de asado en una casa particular a catas de yerba mate y noches de pintura y arte argentino.
“Los turistas se alejan del modelo de visitas masiva y estandarizadas con proveedores turísticos genéricos o lo que leen en Lonely Planet y prefieren instancias más únicas y customizadas”, dice Florencia Migliorisi, politóloga y creadora de dos recorridos para turistas: uno diurno, de café de especialidad, por el barrio de Palermo y uno nocturno, de coctelería, por la zona de Retiro y San Telmo.
Migliorisi asegura que si antes buscaban la protección y guía de una agencia de turismo, hoy los turistas prefieren confiar en un local y “dejarse llevar”. “También el turismo se segmentó mucho en nichos como la gastronomía, arquitectura o paseos distintos, como tours de grafitis, cervecerías o pizzas, por ejemplo. Esto abre mucho las posibilidades de la ciudad, está casi todo por hacerse”, dice.
La experiencia de café cuesta US$35 y la de cócteles, US$70 y Migliorisi recibe, en promedio, 40 personas por mes, principalmente de Estados Unidos y Europa.
Circuito en expansión
Los barrios alejados del centro, por fuera del circuito turístico más tradicional, también son protagonistas de las experiencias más buscadas por los extranjeros.
En una casona estilo inglesa de Coghlan, comprada en 1918 por su abuelo irlandés, Belén Richards Donnelly da clases de cocina de asado para extranjeros.
Richards es licenciada en Comunicación Social y trabajó durante una década en grandes empresas multinacionales, como GSK, BBVA, YPF y Apple, pero también es una asadora experta. Desde fines de 2017 ofrece en la plataforma de experiencias de Airbnb una clase de tres horas en la que turistas de distintas nacionalidades aprenden qué cortes de carne comprar, cómo prepararlos y disfrutan de una comida con vino malbec en la galería de la casa familiar, muchas veces compartiendo la mesa con otros integrantes de la familia o amigos.
La experiencia cuesta US$89 y en temporada alta puede llegar a recibir -como en noviembre- hasta 50 turistas por mes.
No muy lejos de ahí, en Belgrano, una casa de la marca de polo La Martina, se realizan catas de yerba mate. Detrás de la experiencia está el diseñador industrial Nicolás Tiferes que, junto a Mercedes Buey Fernández, es el fundador de la marca de mates y yerba mate Mathienzo, que en los primeros cinco años lleva casi medio millón de mates vendidos.
Tiferes comenzó su carrera profesional como cadete en la empresa de polo La Martina -fundada por su tío, Lando Simonetti- y volvió a vincularse con su origen cuando abrió la unidad de negocios “Experiencias Mathienzo”, hace 18 meses.
“Esta actividad fue diseñada en un principio para turistas, equipos diplomáticos o misiones comerciales de empresas que llegan al país en busca de vivir experiencias locales y de valor”, cuenta Tiferes. “Es un momento de 90 minutos donde los vamos llevando de manera armoniosa a preparar y probar tanto nuestra yerba mate como los blends y el tereré. Las experiencias Mathienzo, no son solamente reunirse y preparar el mate. Se trata de los valores y el concepto más allá del mate que convierte un momento ordinario en uno extraordinario”, apunta.
El valor de la experiencia es de US$20 y en momentos de temporada alta han llegado a recibir entre 200 y 300 turistas por mes, divididos en grupos de 10, 12 personas como máximo.
“Nuestro objetivo es desarrollar una actividad íntima y en una atmósfera de tranquilidad donde cada pasajero se sienta mimado y escuchado”, dice. Según cuenta, han pasado por la casona turistas de “cada rincón del planeta”: Sudáfrica, Australia, Japón, Corea, Inglaterra, Alemania, Estados Unidos, Canadá, México, Brasil.
En el menú de opciones de la ciudad, también aparecen las “experiencias teatrales audioguiadas por la calle”. “No es un tour, es una obra de teatro por la calle en la que el espectador se convierte en el protagonista y puede interactuar con el entorno”, explica Dolores Pérez Demaría, actriz de teatro y creadora de Di-vagando entre adoquines.
Pérez Demaría se inspiró en “el universo de la performance, el site-specific” y en 2016 comenzó a crear su primera obra en un “escenario no convencional”, que transcurre en San Telmo. “Di-vagando entre adoquines, el primero que hice, es un recorrido por San Telmo basado en el aguafuerte de Roberto Arlt El Placer de vagabundear. El segundo es Di-vagando en el trrren, que comienza en la estación de tren Tres de febrero. Nos subimos al tren que nos lleva al barrio residencial Belgrano R y para realizar este recorrido nos basamos en el palacio Hirsch y en el día del compromiso de una de las hijas”, explica.
El recorrido es guiado por la actriz y complementado por auriculares en los que se escuchan ruidos de bocinas, trenes, lecturas. “Creo que en general estamos necesitando vivir cosas diferentes, más sensoriales por eso a muchos eventos ahora de los llama experiencias. Por otro lado, buscamos hacer actividades en las que nos sintamos parte, no solo escuchar cosas que después nos vamos a olvidar”, reflexiona Pérez Demaría.
También hay propuestas novedosas dentro de los circuito más tradicionales como Bike n’ Wander Experiences, paseos guiados “sin esfuerzo” en bicis eléctricas. Su creadora es Marian Kretowicz que, además de ser licenciada en Turismo y haber trabajado muchos años en el sector, tiene experiencia en el trato con gente de todo el mundo. Sus padres eran “medio bohemios” y hasta los 10 años vivió de gira por el mundo. “Vivimos en Floripa, La Paz y Castelldefels, en Estados Unidos”, enumera.
Para crear la experiencia, Kretowicz unió dos demandas que detectó. Por un lado, la necesidad de mochileros europeos con mayor poder adquisitivo de “bajarse del bus masivo”. Por otro, la tendencia creciente de la movilidad sustentable. Según explica, los paseos son guiados en “tiempo real” porque cada participante tiene -además del casco- auriculares por los que escucha al guía que va adelante. “Recibimos mucho mercado angloparlante y también francés. Son muchos más en primavera y verano, que es la temporada alta de Buenos Aires”, apunta.
Otra propuesta novedosa en un escenario tradicional es la creada a partir de la saga literaria La cripta de los casares (Editorial El Naranjo) en el cementerio de La Recoleta. Los libros cuentan una historia de misterio para adolescentes escrita por dos autores argentinos, Pablo Miranda y Gabriela Faillace, que comienza cuando cinco compañeros de colegio se quedan encerrados en el cementerio de La Recoleta.
“A partir de eso armamos, junto a los autores, la visita al Cementerio de la Recoleta y luego una visita por Catedral al Sur, en el barrio de Monserrat, que combina arte, literatura, historia, mitos, leyendas, anécdotas y personajes que sirvieron de inspiración para escribir la saga”, cuenta Mariana Bordoli, que es docente y licenciada en Turismo.
Bordoli anticipó que pronto abrirán nuevos circuitos por la ciudad, porque cada libro de la saga (son ocho, de los cuales ya están publicados cuatro), explora diferentes lugares la ciudad. “Si bien son zonas turísticas, hay que crear la demanda, ya que apuntamos a un público interesado en la lectura y las historias fantásticas y extraordinarias que ofrece nuestra ciudad”, dice.
Arte y malbec
No son solo argentinos los emprendedores que aprovechan el flujo turístico. La brasileña Susana Kokron creó, junto con la artista Kinga Mihályfy, Art, Drink & Fun, un espacio donde los visitantes de la ciudad están invitados a pintar un cuadro mientras prueban una copa y aprenden de la historia del arte, los artistas y los lugares emblemáticos de Buenos Aires y el país. Pintan, por ejemplo, el Obelisco o la rivera de la Boca Pintan mientras se inspiran en la obra de Benito Quinquela Martín o Xul Solar.
“Encontré la posibilidad de hacer algo diferente de lo que el mercado ofrecía. Nuestro objetivo era proveer un momento agradable en un ambiente íntimo, donde a través del arte, las personas pudieran desconectarse de la vida cotidiana, bebiendo una copa de vino, charlando con amigos, familiares, nuevos amigos”, explica Kokron, que vivió hasta los 53 años en San Pablo, donde se desempeñó como ejecutiva de Atención al Cliente de grandes empresas.
Los eventos se realizan una vez al mes en Palermo y Olivos y también en universidades con programas de español para extranjeros. La experiencia dura aproximadamente tres horas y tiene un valor aproximado de $850 por persona.
“Nuestra artista guía el proceso paso a paso, con lo cual no se necesita tener experiencia previa -dice Kokron- y cada participante se lleva su obra terminada, como un souvenir especial de la ciudad”.
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