“Van todo encaminado sobre eso”. Cinco palabras, de una de esas personas que no va a necesitar golpear ninguna puerta para conocer las decisiones de la nueva dirigencia de Boca, bastan para conocer hacia dónde apunta inicialmente Juan Román Riquelme: para reemplazar a Gustavo Alfaro va en busca de Miguel Angel Russo. Juntos ganaron la Libertadores 2007, la última que levantó Boca, la gran obsesión en la Bombonera y alrededores.
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Riquelme y Russo tienen una muy buena relación.
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Los contactos entre el flamante vicepresidente segundo, el hombre vital para que Jorge Ameal vuelva a ser presidente Xeneize, y el entrenador ya se produjeron. Y como le confiaron a Olé, la situación está encaminada, pero…
Después de dirigir a Cerro Porteño y de miles de batallas en el fútbol y en la vida, Miguelito mantiene la calma y no quiere expresarse públicamente. Claro que le encantaría volver a un banco que conoce, a un club con exigencias que ya mamó, con la vara siempre alta y la obligación de volver a ser campeón de América como condición indispensable.
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Rodeado por el Chelo Delgado, Sebastián Battaglia, Cascini y el Patrón Bermúdez, Riquelme tomará las riendas del fútbol y seguramente irá al sorteo de la Copa Libertadores, la semana que viene en Paraguay.
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Al definir al entrenador continuará el análisis del plantel, los refuerzos con Paolo Guerrero a la cabeza y la situación contractual de Carlos Tevez como temas preponderantes. De momento, Riquelme le apunta a Russo aunque también surgen los nombres del propio Battaglia, Jorge Almirón, Eduardo Domínguez y hasta José Pekerman como alternativas… Y Román tendrá charlas habituales con un tal Carlos Bianchi.
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