“Las despedidas son esos dolores dulces”, dicen Los Rendonditos de Ricota en el tema Gualicho, que pertenece al disco Último bondi a Finisterre. Y esta frase refleja claramente el aluvión de sensaciones que empezó a vivir Fabián Cubero desde que tomó su último bondi al estadio de Liniers, que fue su casa desde niño hasta sus casi 41 años (cumple el 21 de diciembre). “Último viaje el Amalfinati”, posteó el gran capitán del Fortín en las redes sociales desde el micro que transportó al plantel desde la Villa Olímpica del club hasta la cancha.
Despedida Cubero
Las emociones de Poroto se multiplicaron al recorrer los pasillos del Amalfitani desde el micro hasta el vestuario, saludando a la gente que lo vio crecer, triunfar y procesar este adiós, que encima se produce después de un parate de nueve meses a causa de una lesión en la rodilla izquierda (rotura de menisco interno) que lo marginó de la competencia desde febrero. “Hasta acá llegué, mi físico no da más”, explicó el hombre con más presencias en la historia con la camiseta de la V: jugó 618 partidos (superó al legendario Pedro Larraquy), ganó siete titulos y convirtió 17 goles.
Cubero es el máximo emblema de Vélez en las últimas dos décadas porque, además, desde su debut en 1996 (el 17 de noviembre) hasta el partido de esta tarde frente a Colón sólo cambió de camiseta una vez: partió a Tigres de Monterrey (México) en dos temporadas, de 2006 al 2008.
Poroto se despide justo el mismo día del homenaje a los campeones del mundo de 1994. Y si bien se trataría de un “hasta pronto” porque el emblemático defensor seguiría vinculado a Vélez en el futuro, como su contrato finaliza en diciembre y ya no volverá a pisar el campo de juego del Amalfitani después de 23 años de carrera, tuvo su merecida despedida como futbolista junto a los hinchas del Fortín.
Fabián Cubero ingresó por última vez al estadio de Vélez como jugador. Se retira en diciembre. (Prensa Vélez)
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